Hay chicos y chicas de 4º ESO que confiesan que ya no lloran. Otros dicen medio escondidos que sí, que alguna vez. Así que la propuesta fue directa: Queridos alumnos, vamos a llorar juntos, pero no con la forma normal del llanto, con sus lágrimas, su gesto torcido, su desasosiego. No, en esta ocasión, vamos a completar con nuestro llanto, un llanto eléctrico.
Como ejemplo leímos el texto de Raúl Vacas que aparece en el apartado de Tecnología de su libro publicodo en Edelvives, Esto y ESO; y dentro del texto de Raúl le hicimos un hueco a nuestro llanto y este fue el resultado:
EL LLANTO ELÉCTRICO
Eléctrica la luz, la voz, el viento
y eléctrica la vida.
Miguel Hernández.
Hay algo de magnético en el llanto. Como si un timbre nos pulsara los ojos y el frío del invierno hiciera un nido en la mirada, llena de perdices muertas. Y no quedara más remedio que llorar. Llorar por las oscuras golondrinas, por el verano sin mar, por los cortocircuitos, por las zarzas azules, por los contenedores rotos, por los combates de boxeo, por el regreso a casa, por la rutina de los lunes, por la prisa del viento, por la fruta podrida, por las alfombras persas, porque no pudo ser, por la muerte en fascículos, por las pestañas perdidas, por el cansancio del mar, porque murió la tortuga.
Llorar por mi familia que está lejos, por la salud de mi abuela, por el amor, por una película, porque ganó España el Mundial, por la muerte de Jeremy Lusk, por decepciones, por cosas del mundo, por hambre (4º ESO C)
Hay que llorar un llanto eléctrico esta noche. Llorar por el carbón de los trenes, por la feliz coincidencia, por el motor de los besos, por el examen pendiente, por el final del amor, por el calor del infierno.
Llorar hasta los límites del mar o de la Vía Láctea, llorar por los andamios, por todos los ríos, por todas las niñas, por las peluquerías, por los sueños oscuros, los payasos del circo, la soledad del muerto.
Llorar porque me han castigado, de ilusión, por las heridas. Llorar porque se muere tu abuelo, por una araña, por el agobio, por una película sentimental. Llorar por ese chico tan especial, llorar de risa, de alegría, porque me caigo, porque se me metió algo en el ojo, por injusticia. Llorar por estar donde no quieres, por el pasado, porque no te quieran, por desilusión, porque se hunde definitivamente el Titanic. Llorar de rabia, por frustración, por miedo al olvido, porque pierde el Barça o por amor (4º ESO B)
Llorar por el aullido del violín, por las ballenas perdidas, por los incendios naranjas y el agua del mar y el tráfico de la noche y el ruido de los pájaros y los borrachos y los triciclos rotos y las letras perdidas. Llorar por los fantasmas y las jaulas, por los martes, por los petroleros, llorar por ella, por nosotros, por el precio del aire, por mí, por todos mis compañeros.
Para que sigáis llorando:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=1ZCp0RHy-gk
Muchas gracias por vuestras lágrimas, aquí os dejo las mías:
Tu llanto es el agua bendita y maldita con que nos persignamos, las últimas gotas del baño en la playa, el colirio más dulce, el chirimiri del otoño, el toque justo de vinagre en la ensalada, el pus que cicatriza, el hilo enhebrado de la felicidad.
Tu llanto son las últimas gotas del reloj de agua, la saliva a granel del beso diario, el saludo del recién nacido, el adiós del moribundo, la ginebra de las noches alegres, el vaho de las ventanas y los televisores, la cera de las velas de nochevieja, el sudor contenido del subcampeón, el rastro de los caracoles, la perla jamás descubierta, la gotera en el desván, la tortura más cruel, la canción de las ballenas, la canica ganadora, el chupito de ternura, el premio al mejor chiste, el fósil del recuerdo.
Tu llanto es frío como el de las sirenas, o los sauces, o las princesas solteras, o el bolso de cocodrilo, o la toalla escurrida, o la corteza del árbol, o la esponja de mar, o el limón sin tequila, o el pañuelo de estación.
Creo en el llanto salado de los marineros, en el llanto agridulce de los chinos, el llanto de los barrenderos, de los lobos enamorados, de los presos condicionales, de las víctimas de la vida y de la muerte, de los que nunca lloraron, de la conjuntivitis del cíclope.
Y creo en el llanto fosforito de los ciegos. En el llanto del padre cuando oye decir “mamá” a su hijo. El llanto que consumen (vía intravenosa) los enfermos del hospital. El llanto aguardentoso del viejito del pueblo. El llanto hecho pedazos de la cebolla y el olvido. El llanto cronometrado del corredor de bolsa que llegó tarde. El llanto sordo.
El que resbala por la mejilla. El que cae como una desilusión. El que dispara Mazinger Zeta. El llanto que deshace la luna de un coche. El llanto derretido. El llanto de hielo. El llanto que derrochamos en el frufrú del suspiro. El llanto del aspersor. El llanto del estornudo. El llanto a pilas de las muñecas. El llanto eléctrico del timbre. El del suicida. El del que escribe la primera y la última carta de amor. El llanto gaseoso de los fantasmas. El llanto mutilado del terrorista.
Hoy me urge llorar, como decía Atxaga, bien al estilo snif, bien al estilo buá. Llorar, como Girondo, “a lágrima viva, llorar a chorros, llorar la digestión, llorar el sueño, llorar de frac, de flato, de flacura, llorar improvisando, de memoria, llorar todo el insomnio y todo el día”.
Publicado en AL FONDO A LA DERECHA, Caja Duero
Como siempre, Raúl, un cielo de poesía.
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