Decidimos acceder al aula de informática e indagar a cerca de este tipo de literatura; fue entonces cuando nos topamos con los popularísimos monólogos del "Club de la comedia".
Por parejas comenzamos a leer algunos de ellos y elegimos aquél que nos gustaría llevar a escena. Tuvimos que amoldarlo a un dúo o un trío, pues el trabajo era grupal y tras la adaptación llegaron los ensayos.
Cambiar cosas, memorizar, gesticular y hacerlo nuestro.
Después invitamos a la clase de 2º B para que jugaran a ser nuestros espectadores y... así concluyó esta tarea. Ahora, os dejamos con las interpretaciones ¡qué empiece el espectáculo!
QUÉ ES SEXO Y QUÉ NO ES SEXO
¿Qué es sexo y qué no es?
Todos sabemos perfectamente que cuando se piensa en el sexo, es que se es joven; que cuando te pregunta tu hijo sobre el sexo, es que te vas haciendo algo mayor, y que cuando uno se pregunta por el sexo de las amigas de su hijo, es que ya se ha convertido en un viejo verde. En fin, el sexo es la eterna pregunta.
Creemos saber lo que es el sexo, pero no es del todo cierto. Por ejemplo, ahí tenemos a Bill Clinton: presidente de EE.UU., un señor con estudios y sin embargo, dice que el sexo oral no es sexo. Yo creo que la opinión de Clinton en lo que se refiere a qué es o que no es sexo, no es fiable. Es verdad que se trata de una cuestión polémica y a veces la gente se excita demasiado hablando del tema. Así que vamos a poner algunos ejemplos prácticos de lo que es lo que no es sexo para evitar enfrentamientos.
Por ejemplo, si tú acompañas a una amiga a una tienda de lencería ¿Es sexo? ¡Sí! ¡Uff! Cómo no va a serlo, esa tienda llena de bragas, ellas probándose sostenes, todo lleno de fotos de mujeres despampanantes, con saltos de cama, con piernas larguísimas, con tangas, wonderbras ¡Joder, claro que es sexo!
¿Y qué me dicen del sexo anal? Un rumor, un mito urbano. Nunca se ha visto, pero todo el mundo tiene una amiga que tiene otra amiga, que conoce a una amiga que es enfermera en Urgencias, que dice que está acostumbrada a ver llegar personas con objetos insertados en el orificio vedado, como se diría en México. ¿Eso es sexo? Francamente, depende:
Si es una botella de cerveza, no es sexo: es que tiene gases.Y, ¿si es una merluza? ¿Eso es sexo? Pues no, eso es nouvelle cuisine.
Yo conozco el caso de un señor que llegó a Urgencias con un reloj de cuco encajado en salva sea la parte. ¿Es eso sexo? Podría ser zoofilia, al tratarse de un cuco, pero, joder, también podría ser artesanía Suiza.
Y el urólogo, ¿es sexo? ¡Eso es sexo duro! Llegas, te ponen mirando a La Meca, y te repente aparece un doctor, vestido correctamente con su bata blanca, se coloca un guante y te mete un dedo por el culo Te quedas así, y le dices:
- Oiga, por lo menos me podía haber besado antes.Entonces el doctor, con una amable sonrisa de oreja a oreja, te dice:
- Yo creo que está bien, pero para tranquilizarnos le vamos a introducir una pequeña cámara
- ¡Oiga, si quiere que me quede tranquilo, deme un valium! Y además, ¿qué quiere decir pequeña? Para mí, pequeño es algo milimétrico. Para él, igual es un turista japonés, que también es pequeño y lleva cámara
Qué es y qué no es sexo también depende de si eres hombre o mujer. Por ejemplo: muchas mujeres se quejan de que tienen que fingir el orgasmo. ¡A mí qué me importa! ¿No tienes tú que quedarte a dormir aunque no te apetezca?
¿Y si la cama chirría? ¿Es eso sexo? Pues sí, porque estás jodiendo al vecino.
¿Y el topless? ¿El topless es sexo? O sea, que te tiras un año saliendo con una tía hasta que consigues por fin verle las tetas, y luego se va un fin de semana a la playa ¡y se las enseña a todo el mundo! ¿Es eso sexo? Eso no es sexo, es una putada.
Todos sabemos perfectamente que cuando se piensa en el sexo, es que se es joven; que cuando te pregunta tu hijo sobre el sexo, es que te vas haciendo algo mayor, y que cuando uno se pregunta por el sexo de las amigas de su hijo, es que ya se ha convertido en un viejo verde. En fin, el sexo es la eterna pregunta.
Creemos saber lo que es el sexo, pero no es del todo cierto. Por ejemplo, ahí tenemos a Bill Clinton: presidente de EE.UU., un señor con estudios y sin embargo, dice que el sexo oral no es sexo. Yo creo que la opinión de Clinton en lo que se refiere a qué es o que no es sexo, no es fiable. Es verdad que se trata de una cuestión polémica y a veces la gente se excita demasiado hablando del tema. Así que vamos a poner algunos ejemplos prácticos de lo que es lo que no es sexo para evitar enfrentamientos.
Por ejemplo, si tú acompañas a una amiga a una tienda de lencería ¿Es sexo? ¡Sí! ¡Uff! Cómo no va a serlo, esa tienda llena de bragas, ellas probándose sostenes, todo lleno de fotos de mujeres despampanantes, con saltos de cama, con piernas larguísimas, con tangas, wonderbras ¡Joder, claro que es sexo!
¿Y qué me dicen del sexo anal? Un rumor, un mito urbano. Nunca se ha visto, pero todo el mundo tiene una amiga que tiene otra amiga, que conoce a una amiga que es enfermera en Urgencias, que dice que está acostumbrada a ver llegar personas con objetos insertados en el orificio vedado, como se diría en México. ¿Eso es sexo? Francamente, depende:
Si es una botella de cerveza, no es sexo: es que tiene gases.Y, ¿si es una merluza? ¿Eso es sexo? Pues no, eso es nouvelle cuisine.
Yo conozco el caso de un señor que llegó a Urgencias con un reloj de cuco encajado en salva sea la parte. ¿Es eso sexo? Podría ser zoofilia, al tratarse de un cuco, pero, joder, también podría ser artesanía Suiza.
Y el urólogo, ¿es sexo? ¡Eso es sexo duro! Llegas, te ponen mirando a La Meca, y te repente aparece un doctor, vestido correctamente con su bata blanca, se coloca un guante y te mete un dedo por el culo Te quedas así, y le dices:
- Oiga, por lo menos me podía haber besado antes.Entonces el doctor, con una amable sonrisa de oreja a oreja, te dice:
- Yo creo que está bien, pero para tranquilizarnos le vamos a introducir una pequeña cámara
- ¡Oiga, si quiere que me quede tranquilo, deme un valium! Y además, ¿qué quiere decir pequeña? Para mí, pequeño es algo milimétrico. Para él, igual es un turista japonés, que también es pequeño y lleva cámara
Qué es y qué no es sexo también depende de si eres hombre o mujer. Por ejemplo: muchas mujeres se quejan de que tienen que fingir el orgasmo. ¡A mí qué me importa! ¿No tienes tú que quedarte a dormir aunque no te apetezca?
¿Y si la cama chirría? ¿Es eso sexo? Pues sí, porque estás jodiendo al vecino.
¿Y el topless? ¿El topless es sexo? O sea, que te tiras un año saliendo con una tía hasta que consigues por fin verle las tetas, y luego se va un fin de semana a la playa ¡y se las enseña a todo el mundo! ¿Es eso sexo? Eso no es sexo, es una putada.
LAS PELUQUERÍAS¿Se imaginan que van a por el periódico y dicen:
- ¿ Me da el País?
Y el quiosquero les contesta:
- No, le voy a dar el Supertele... y este paquete de chicles de menta.
O que cogen un taxi:
- A la plaza de las Ventas, por favor.
Y el taxista les diga:
- No, le voy a llevar al Santiago Bernabéu, que a usted le pega ser del Madrid.
¡Pues eso es una peluquería! Un sitio donde pides una cosa, y el peluquero hace lo que le da la gana. Por esta razón, lo primero que haces cuando sales de la peluquería es buscar un espejo y ponerte el pelo a tu manera. Y digo yo, entonces, ¿para qué vas?
Yo creo que la peluquería es un sitio del que hay que desconfiar, porque todo te lo hacen por la espalda. Es curioso: engordas, te deprimes, estás celosa, y en vez de fugarte con Pierce Brosnan que es lo que deberíamos hacer todas, te vas a la peluquería, y le dices al peluquero:
- Córtame el pelo por aquí. Quiero un cambio de imagen radical.
Y ya lo creo que te cambia de imagen. Te deja como si hubieras metido la cabeza en una freidora. Te ves tan horrible que se te olvida la depresión que tenías, y te agarras otra. O sea, que en la peluquería no te quitan la depresión, simplemente te la cambian de sitio.
Y de ahí su éxito. En una peluquería, a los cinco minutos ya te han convertido en un adefesio, para que se te olviden las penas que traías. Te ves sentada enfrente de un espejo, en babero, embadurnada, con chorretones de tinte resbalándote lentamente por la cara colorada, la cabeza envuelta en papel albal y oliendo a huevo podrido. Y piensas: Solo falta que me salga un alien de la tripa, joder.
Estás hecha un espantajo, y es el momento en que la peluquera se aprovecha de ti para ponerte todavía más potingues. La técnica utilizada es la siguiente: primero, un poco de peloteo:
- Tienes una pestaña preciosa.
- ¿Ah si? Muchas gracias.
Y luego te mete la cuña:
- Sí, son preciosas, lastima que...
- ¿Lástima que qué?????
- Que tengas el pelo tan pobre y apagado.
- ¿Pobre y apagado? ¡Que horror! ¿Y qué puedo hacer?
Y entonces te la coloca:
- Pues mira, por solo diecisiete mil pesetas, te voy a poner un tratamiento de colágeno de placenta de foca que veras como te quedas. ¡Diecisiete mil pesetas! Te dan ganas de decirle: "Oye, ¿y por qué no me estropeas las pestañas, que me saldría mas barato?"
Pero eres incapaz de negarte. Yo creo que con tanto olor a laca, te pillas un colocón de miedo, y por eso dices a todo que sí:
- Te voy a hacer unas mechas.
Y tu:
- Vale.
¡Desde luego hay que ver que obsesión tienen todas las peluqueras con hacerte mechas! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que una mujer entre en una peluquería y no salga rubia con mechas. Aunque sea rubia, también sale rubia con mechas.
Que esto es otro truco de las peluquerías para hacerte clienta de por vida. Una vez que te tiñes, ya estas condenada a seguir acudiendo de por vida, para no desteñirte, porque en las peluquerías nada es permanente, ni siquiera la permanente es permanente.
A veces vas a la peluquería con un recorte de una revista para que te corten el pelo como a Meg Ryan. En realidad no quieres el pelo de Meg Ryan, quieres la cara de Meg Ryan, el cuerpo de Meg Ryan, el dinero de Meg Ryan... Y entonces las peluqueras se tienen que buscar la vida para explicarte que, con esos 4 pelos cabreados que te quedan, y que además te nacen en la coronilla, es imposible lograr un flequillo espeso, y que lo más que pueden hacerte es el moño de Betty Misiego.
Pero lo peor es cuando la peluquera termina contigo y te miras al espejo. Te ves rara, como con cara de asustada, y vuelves a casa escondiéndote en los portales, para que no te vea nadie conocido. Y como necesitas que alguien te diga que te queda bien, le preguntas a tu marido:
- Cariño, ¿te gusta?
- ¿Qué es lo que me tiene que gustar?
- Pues el pelo.
- Ah, el pelo. Sí, sí, estás muy guapa... ¿Y cómo lo llevabas antes?
- Pues era skin head, no te jode. ¿Y tú? ¿Cómo llevabas antes el pelo?
Antes por lo menos llevabas...
Total, que al final, tanto esfuerzo para nada. Porque él nunca lo nota... ¿saben lo que pienso hacer la próxima vez que me encuentre un poco depre y me entren ganas de meterme en una peluquería? Pues fugarme con Pierce Brosnan, a ver si de eso se da cuenta mi marido...
TURISMO RURAL
- ¿ Me da el País?
Y el quiosquero les contesta:
- No, le voy a dar el Supertele... y este paquete de chicles de menta.
O que cogen un taxi:
- A la plaza de las Ventas, por favor.
Y el taxista les diga:
- No, le voy a llevar al Santiago Bernabéu, que a usted le pega ser del Madrid.
¡Pues eso es una peluquería! Un sitio donde pides una cosa, y el peluquero hace lo que le da la gana. Por esta razón, lo primero que haces cuando sales de la peluquería es buscar un espejo y ponerte el pelo a tu manera. Y digo yo, entonces, ¿para qué vas?
Yo creo que la peluquería es un sitio del que hay que desconfiar, porque todo te lo hacen por la espalda. Es curioso: engordas, te deprimes, estás celosa, y en vez de fugarte con Pierce Brosnan que es lo que deberíamos hacer todas, te vas a la peluquería, y le dices al peluquero:
- Córtame el pelo por aquí. Quiero un cambio de imagen radical.
Y ya lo creo que te cambia de imagen. Te deja como si hubieras metido la cabeza en una freidora. Te ves tan horrible que se te olvida la depresión que tenías, y te agarras otra. O sea, que en la peluquería no te quitan la depresión, simplemente te la cambian de sitio.
Y de ahí su éxito. En una peluquería, a los cinco minutos ya te han convertido en un adefesio, para que se te olviden las penas que traías. Te ves sentada enfrente de un espejo, en babero, embadurnada, con chorretones de tinte resbalándote lentamente por la cara colorada, la cabeza envuelta en papel albal y oliendo a huevo podrido. Y piensas: Solo falta que me salga un alien de la tripa, joder.
Estás hecha un espantajo, y es el momento en que la peluquera se aprovecha de ti para ponerte todavía más potingues. La técnica utilizada es la siguiente: primero, un poco de peloteo:
- Tienes una pestaña preciosa.
- ¿Ah si? Muchas gracias.
Y luego te mete la cuña:
- Sí, son preciosas, lastima que...
- ¿Lástima que qué?????
- Que tengas el pelo tan pobre y apagado.
- ¿Pobre y apagado? ¡Que horror! ¿Y qué puedo hacer?
Y entonces te la coloca:
- Pues mira, por solo diecisiete mil pesetas, te voy a poner un tratamiento de colágeno de placenta de foca que veras como te quedas. ¡Diecisiete mil pesetas! Te dan ganas de decirle: "Oye, ¿y por qué no me estropeas las pestañas, que me saldría mas barato?"
Pero eres incapaz de negarte. Yo creo que con tanto olor a laca, te pillas un colocón de miedo, y por eso dices a todo que sí:
- Te voy a hacer unas mechas.
Y tu:
- Vale.
¡Desde luego hay que ver que obsesión tienen todas las peluqueras con hacerte mechas! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que una mujer entre en una peluquería y no salga rubia con mechas. Aunque sea rubia, también sale rubia con mechas.
Que esto es otro truco de las peluquerías para hacerte clienta de por vida. Una vez que te tiñes, ya estas condenada a seguir acudiendo de por vida, para no desteñirte, porque en las peluquerías nada es permanente, ni siquiera la permanente es permanente.
A veces vas a la peluquería con un recorte de una revista para que te corten el pelo como a Meg Ryan. En realidad no quieres el pelo de Meg Ryan, quieres la cara de Meg Ryan, el cuerpo de Meg Ryan, el dinero de Meg Ryan... Y entonces las peluqueras se tienen que buscar la vida para explicarte que, con esos 4 pelos cabreados que te quedan, y que además te nacen en la coronilla, es imposible lograr un flequillo espeso, y que lo más que pueden hacerte es el moño de Betty Misiego.
Pero lo peor es cuando la peluquera termina contigo y te miras al espejo. Te ves rara, como con cara de asustada, y vuelves a casa escondiéndote en los portales, para que no te vea nadie conocido. Y como necesitas que alguien te diga que te queda bien, le preguntas a tu marido:
- Cariño, ¿te gusta?
- ¿Qué es lo que me tiene que gustar?
- Pues el pelo.
- Ah, el pelo. Sí, sí, estás muy guapa... ¿Y cómo lo llevabas antes?
- Pues era skin head, no te jode. ¿Y tú? ¿Cómo llevabas antes el pelo?
Antes por lo menos llevabas...
Total, que al final, tanto esfuerzo para nada. Porque él nunca lo nota... ¿saben lo que pienso hacer la próxima vez que me encuentre un poco depre y me entren ganas de meterme en una peluquería? Pues fugarme con Pierce Brosnan, a ver si de eso se da cuenta mi marido...
TURISMO RURAL
Si hay un timo que funciona últimamente es el del turismo rural. Se trata de un deporte nacional que antes se llamaba "ir al pueblo". La diferencia es que si vas a tu pueblo es grátis, y si haces turismo rural vas a un pueblo que no es tuyo y pagando una pasta. Para hacer turismo rural no vale cualquier pueblo. Tiene que ser un pueblo "con encanto". ¿Y qué es un pueblo "con encanto"? Pues un pueblo que sale en una guía de pueblos "con encanto". Si es que se cae por su propio peso. A estos pueblos se suele llegar a traves de una carretera comarcal "con encanto", que es una carretera con tantos baches y tantas curvas que cuando llegas al pueblo estás encantada de bajarte. Y cuando entras al bar intentas integrarte con los vecinos. -¡¡¡Buenos dias, paisanos!!! ¿Qué es lo típico de aquí? Y el del bar piensa: "Pues aquí lo típico es que vengan los gilipollas de la ciudad los fines de semana a dejarse doscientas mil pesetas". Lo siguiente es alojarse en una casa rural o "casa con encanto", que es una casa adornada con muchas vasijas y ristras de ajos en el techo, que no tiene ni tele, ni radio, ni microondas. Eso si, tiene unos mosquitos trompeteros que por la noche hacen mas ruido que una Derbi Coyote. Luego te das cuenta de que los del pueblo viven en unas casas que no tienen ningun encanto. Pero tienen jacuzzi, parabólica, Internet. y portero automático. Tu casa no tiene portero automatico, pero tiene una llave que pesa mas que Cañizares. Otra ventaja que tiene hacer turismo rural es que puedes elegir entre una casa vacía o vivir con los dueños. Estupendo. Te vas de vacaciones y además de la tuya tienes que aguantar una familia postiza. Que por la noche tú quieres ver Lluvia de Estrellas y ellos La Noche Tematica y te planteas: "¿Quién manda más, yo que he pagado cien mil pelas o este señor que vive aquí?". Pues gana él, que tiene garrote. Y encima te dicen que tienes la "posibilidad de integrarte en las labores del campo". Que quiere decir que te despiertan a las cinco de la mañana para ordeñar a una vaca. ¿No te jode? Es como si te vas a una gasolinera y te tienes que poner tu la gasolina, o como si vas a un McDonalds y tienes que recoger tú la bandeja. O sea lo normal. Así que te levantas a las cinco para ordenar a las vacas. Que digo yo: ¿por qué hay que ordeñar a las vacas tan temprano? Si la leche esta ahi. ¿No se pueden ordeñar después del aperitivo? Yo creo que esto es fastidiar por fastidiar, porque a la vaca le tiene que sentar como una patada en las ubres que la despierten a las cinco de la mañana para que le toque las tetas un extraño. Que la vaca te mira como diciendo: "Tía, si quieres leche vete a la nevera y coge un tetra brick". Es que son ganas de molestar. Pero el "encanto" definitivo son las "actividades al aire libre". Como cuando te ponen a hacer senderismo, que es lo que habitualmente se llama andar, y consiste, pues eso, en poner un pie delante de otro hasta que no puedas más, mientras los del pueblo te adelantan en un todoterreno con aire acondicionado. Pero tú encantada. Vas por el campo como abducida. Te vuelves bucólica y todo te parece impresionante: ves una boñiga de vaca y sueltas: - Ummmmmh que olor a pueblo. ¿A pueblo? A pueblo no, huele a mierda. Eso sí, a mierda "con encanto". Y todo, sea lo que sea, te sabe a gloria: en el mesón te ponen dos huevos fritos con chorizo y tú: - En Madrid no te comes tú estos huevos. En Madrid no te comes tú estos chorizos. En Madrid no te tomas tú esta Coca-Cola. - Y le dices al camarero: - Oiga ¿a qué este chorizo es de matanza? - Pues casi, porque a punto estuvo de matarse en la curva el del camión de Campofrio. - De repente oyes unas campanadas y dices: - Ah. ¡Qué paz! No hay nada como el tañido de una campana. - Y tu marido: - Pero si esta grabado, ¿no ves el altavoz del campanario? - En ese momento te preguntas si los sonidos de las gallinas y de los grillos no vendran en un CD: Rural Mix2002. Los 101 mayores éxitos campestres. De lo único que estás segura es de que los mosquitos trompeteros son de verdad. Que pareces un Ferrero Roche con varicela. - Yo creo que, de lunes a viernes, la gente de estos pueblos vive como todo el mundo, pero el fin de semana distribuyen por la carretera a unos tíos disfrazados de pastores y cuando ven que se acerca un coche, avisan a los del pueblo con el movil: - ¡Eh, que vienen los del turismo rural! - Y cambian el cartel de "Viedeoclub" por el del "Tasca", sueltan unos perros cojos por las calles y sientan a la entrada del pueblo a dos abuelos haciendo alpargatas, que luego te compras unas y te salen más caras que unas Nike. - En fin, yo creo que un montaje tan grande como este no puede ser obra de personas aisladas. Estoy segura de que estan implicadas las autoridades. Me imagino al alcalde: - Queridos paisanos: este verano, para incrementar el turismo, vamos a importar más mosquitos del Amazonas, que el año pasado tuvieron mucho exito. Y quiero ver a todo el mundo con boina, nada de gorritas de Marlboro. ¡Y haced el favor de pintaros el entrecejo, que no parecéis de pueblo! Y las abuelas. nada de top less en el río. que espantáis a los mosquitos. Ah, y por cierto: este año no hace falta que nadie haga el tonto del pueblo. Con los que vienen de fuera ya tenemos bastantes. LOS VELATORIOS Buenas noches. Vengo de un velatorio... Se ha muerto el abuelo de un colega y le he acompanado al tanatorio... Y la verdad es que el tanatorio es un sitio curioso... Hay hasta bar, que por cierto, tiene mucho ambiente, porque es el unico que no cierra en toda la ciudad... Lo primero que te encuentras al llegar alli son un monton de coronas de flores... ¿Que digo yo...? Por que le llamaran a eso "corona?" Yo no he visto nunca a un muerto con eso en la cabeza... Mas que una corona parece un salvavidas, que hay que tener mala leche para regalarle a un muerto un salvavidas. Y los mensajes que llevan, son para leerlos: "Tus nietos no te olvidan!", "Tus companeros de oficina no te olvidan!". Que tu piensas... Pero, a quien se lo dicen? Al muerto...?. Los muertos no parecen muy aficionados a la lectura. Y ademas, como que "no te olvidan?" Pero hombre, si se acaba de morir! Como para olvidarse: - Oye, que hacemos aqui en el tanatorio? - Pues no se, no me acuerdo muy bien, creo que se ha muerto el abuelo! - Vamos a preguntarle al camarero! Yo creo que el bar es la clave del tanatorio. Porque si no fuese por las copas que se toma el personal no se entiende todo lo que pasa alli: para empezar, el negocio se llama Pompas funebres! Que falta de respeto es esa?... Pompas funebres! Parece la marca de un champu para difuntos: "Pompas funebres, el champu que no irrita los ojos!". Y despues de lavarle la cabeza al muerto con el champu "pompas funebres" nos vamos de marcha... De "marcha funebre"... Marcha funebre? Esto ya es cachondeo! Seguro que irse de marcha funebre es ir a mover el esqueleto! Pero menos sentido todavia tienen las conversaciones de la gente. De repente llega un tio y dice: "No somos nadie!". Pero ¿cómo que no somos nadie? No serás nadie tú! Yo soy un tío de puta madre! Y otro suelta... "Hoy estamos aquí y manana estamos allí". Hombre, mira, eso es lo bueno de tener coche... En los velatorios te das cuenta de que si quieres que hablen bien de ti, no hay como morirse. Si por ejemplo, tú eras un ludopata, la gente dira... "No tenía nada suyo"... Y si tenias muy mala leche... "Parecía que se comía el mundo y luego no se comía a nadie...". Y aquí la cosa se anima y salta uno: "Y hablando de comer, como le gustaba el pollo! Os acordáis de aquella vez que se comió cinco pollos de una sentada...?". Y otro: "¿Y la vez que tiro un tabique con el hombro? Que me van a perdonar, pero si se comia cinco pollos seguidos y tiraba tabiques con el hombro, lo raro es que no se hubiera muerto antes. Y con estas anécdotas del muerto a la gente le da la risa floja y de repente uno dice: "Aaaaaaay... si no nos reimos, que vamos a hacer...". ¿Cómo que qué vamos a hacer? Pues llorar, cojones, que para eso estáis en un velatorio! Y entonces se crea un silencio incomodo, hasta que a alguien se le ocurre algo original que decir... "Pues mira, ya ha dejado de fumar...". Bueno sí... el muerto ha dejado de fumar, pero los demas no paran... Que se forma allí un ambiente que solo falta que salga Michael Jackson bailando el Thriller... Yo creo que en vez de ponerle velas al ataud le deberían poner faros anti-niebla... Es que es muy fuerte! Los muertos se van al otro barrio ahumados, como los salmones. Vamos, que si llegas tarde piensas... "Coño, que los familiares ya lo estan incinerando por su cuenta!". Pero a mi las frases que más me impresionan son las que se dicen en el "pésame"... "Te acompaño en el sentimiento...!". O esa otra que dice... "Ha pasado a mejor vida", que en eso sí que tienen razon... Porque toda la vida con muebles de aglomerado de Ikea y cuando te mueres te meten en un ataud de roble macizo... Y a lo mejor te has pasado la vida conduciendo un Opel Corsa y ahora te vas al otro barrio en un Mercedes de puta madre... Y con chofer! Muy bien. El coche mas seguro del mundo! A buenas horas! En fin, yo no tengo claro lo que quiero que hagan conmigo cuando me muera. Había pensado en la incineración, pero no me convence. Porque van los familiares con las coronas de flores y el ataud, y al rato salen con una copa de ceramica y claro, entre las coronas y la copa parece que han ganado la vuelta ciclista a Espana. Por eso estoy pensado en donar mi cuerpo a la ciencia. Así ni velatorio ni nada. Las orejas las donaría al museo de cera, con un tapon mío hay cera para hacer los Tres Tenores... El corazón a Anne Igartiburu, para que haga: "Hola, corazones... Hoy tenemos Corazon Golfo"... Y el hígado que se lo den a J.B., que se lo han ganado." VOY DE BODA Estoy un poco fastidiaó. Acabo de recibir una invitación de boda, ya me dirán si no es para estar jodido. ¡Será posible! ¡Es que se te queda la misma cara que cuando te llega una multa! ¡Hale, a soltar pasta! Porque hay que ver como se desbarra en las bodas. Sobre todo las mujeres, que no sólo se disfrazan de paquete de caramelos, algunas hasta se ponen fiambrera en la cabeza, que las ves y dices: "¿Mamá? ¿Eres tú o el soldado Ryan?". Lo más raro es ese bolsito diminuto que llevan todas, "¡Anda, una almeja metálica!". ¿Que llevan ahí, una compresa extraplana? Sin alas, claro, porque asomarían. Si es que es muy fuerte eso de las bodas. Una de las cosas que más odio de las bodas son las esperas: ¡te tiras media hora en la puerta de la iglesia con las manos sudando llenas de arroz, que cuando salen los novios, lo que les tiras es arroz a la cubana...! Ahora, que los peores son los niños, que tiran el arroz a la cara, con una mala hostia: "En el ojo, macho", le he dao' en el ojo....". Y el novio, ahí, aguantando. Odio las bodas. Yo, en la ultima no conocía ni a la que se casaba y cuando fui a darle el beso de rigor, me tuve que presentar: - Soy Floren, el hijo de la tía Tere, la que no se habla con el abuelo. - Ah, encantada, gracias por venir. Si es que da igual, la novia no se entera, va como drogada, le podría haber dicho: - ¿Me prestas un par de kilitos para la entrada de un piso? - Ah, encantada, gracias por venir. O: - Soy el violador del Ensanche, vengo a enseñarte el pito. Ella hubiera dicho igualmente: - Encantada, gracias por venir. Lo que mas odio de las bodas en el momento del traslado al banquete. Tu madre te coloca a tus tías, pero como tu coche es de dos puertas, las tienes que meter a empujones. El vestido se les sube a las caderas y van todo el camino enseñando la faja. Pero a ellas todo les hace gracia: - Nene, sube la ventanilla, uuuhh, ji, ji, ji, que me despeino, y sigue, sigue al tío Juan, que se sabe el camino, uuhhh, ji, ji, ji. ¡Ji,ji! ¡Hala, fila de doce coches, tocando la bocina! Y como el primero se pase un semáforo... ¡emergencia, emergencia! Todo Dios sacando el móvil: - Atención, hemos girado a la izquierda, veis al tío Juan, egggg. Nosotros estamos dando vueltas a la rotonda, eggggg, cogiendo inercia, egggg, me copias, me copias... Pato rojo a pato azul, hemos perdido al tío Juan, tío Juan contesta, cambio, eggggg. Da igual, es un desastre. Cuando llegas, el tío Juan lleva dos horas sentado y encima te dice: - ¿Dónde os habéis metido, joder? Lo único que esta bien organizado en las bodas es el reparto de los idiotas: ponen uno en cada mesa. Pero el resto es un descontrol: están entrando la tarta y a tu mesa aún no han llevado el chuletón. Yo siempre me he preguntado porque cortan la carta con un sable, ¿qué sentido tiene? Como no sea por tener un arma a mano para cuando entren los de la tuna... ¿Y qué me dicen del vídeo? Se acerca el de la cámara y todo el mundo se cree que esta en El Semáforo: el idiota se pone una servilleta en la cabeza, el tío Juan canta la jota de siempre y una de las tías llora: - Hijos míos, que os queráis mucho y os respetéis siempre... ¡Hombre, por favor! ¿Esto es lo que pasa el día mas feliz de tu vida? ¡Es todo muy fuerte! Porque después llegan las mujeres con peladillas envueltas en un trozo de tul y paquetes de cigarrillos gritando: - Fúmate uno mujer, que estamos de boda. Y de pronto te encuentras a tu vieja echando humo por la nariz como si fuera una vaporeta. A nosotros, en cuanto nos descuidamos, nos colocan un puro. Yo, a la tercera calada, empiezo a ponerme blanco y lo tiro. Pero allí están los vigilantes de puros, tan atentos ellos: - ¿Ya te has fumado el puro? ¡Dale otro al chaval y una copa de coñac, pa' que se haga un hombre! Un hombre, un hombre... ¡hombre, no me jodas! ¡Y el baile! Eso es lo mas fuerte. Lo peor es cuando el tío de la novia la saca a bailar un pasodoble. El tío va to resudao' con la camisa pegada al cuerpo, le planta la manaza en la espalda, le sube el vestido medio metro y canturrea mordiendo el puro: - La 'ente 'anta con ardor que 'iva España, nana na nana nana na, y España es la mejor, tara ran tan taran tara ro. Lo que menos entiendo es por que los novios pasan de mesa en mesa preguntando: - ¿Que tal? ¿Habéis comido bien? A ti te dan ganas de decirles: - Pues no, la comida era una mierda, y no he dejado de soltar pasta entre la corbata, la liga y la tuna... ¡Y encima me habéis puesto al lado del bafle! Pero no, les dices que todo ha estado perfecto. Y así, con una mentira, los novios comienzan su vida de casados. Claro que no será la única... En fin, ¡que vivan los novios, pero a mi que no me inviten a mas bodas!. VOLVER A EMPEZAR Voy a ir al grano: mi novia y yo lo hemos dejado. Bueno, lo ha dejado ella, pero como yo también estaba... Y ahora estoy otra vez en el mercado, libre como un taxi. Es terrible volver a intentar ligar, ni te acuerdas de cómo se hacia. Te vas a una discoteca, te enciendes un cigarrito, te apoyas en la barra... Y a esperar a que vengan. Pero no vienen. Y a la primera tía que te hace caso, le preguntas: - ¿Estudias o trabajas? Y ella te contesta: - Estudio, no te jode... ¿Qué te pongo? Así es que como no pillas, te vas a tu casa, abres el cajón del pijama, ¿y qué te encuentras? ¡Una caja de condones a medias! Y te da un agobio: “¿Volveré a ponerme uno de estos alguna vez?” Y como te entra la nostalgia te lo pones... Y te dices: “¡Qué solitos nos hemos quedado!”. ¡Tienes que hacer algo! Así es que tiras de agenda y empiezas. Por la A: Almudena, no, que habla mucho. Anabel, no, que fuma en pipa. Astilleros del Cantábrico... ¡Huy, qué lejos!, quita, quita... Por la B: Banessa, ésta no, que no sabe ortografía. Belén... ¿Belén? - ¿Belén? ¿Te acuerdas de mí? Soy Arturo, que me apuntaste el teléfono en una servilleta... sí, hace siete años, en las fiestas de Algete, sí, sí, el que te tiró el cubata. ¿Qué tienes que ir a recoger al niño? Ah, vale, vale. ¡Era por tirar la servilleta! Pero tú no eres el único que tira de agenda, tus amigos también. Así que Juanca y Mari te invitan a cenar a su casa. Tú llegas, con tu bandejita de pastas en la mano, y cuando pasas al salón, piensas: “Un momento. Si somos tres, ¿por qué hay cuatro platos en la mesa?” Pues porque Mari tiene una amiga “supermaja”, que “tampoco sale con nadie” y con al que “seguro que tiene muchas cosas en común”. Eso de “supermaja” depende de si te hace gracia que sorba el flan. ¿Y cosas en común? Sí: la barba. ¡Vamos no es que tengamos cosas en común, es que es igual que yo! Así es que ya desesperado te planteas: ¿dónde hay tías sin novio? ¡En un viaje organizado! Y allá que te vas. Pero cuando subes al autobús y ves esos caretos... te dan ganas de coger el micrófono del conductor y decir: “Vamos a ver, si hay alguien que sea feliz que levante la mano... y que se baje del autobús”. En fin, que estoy de oferta. ¡Y que es una pena que se desperdicien esos condones que tengo en casa! |