viernes, 15 de julio de 2011

36 ESCUELA DE VERANO DE ACCIÓN EDUCATIVA

(Puchero de lentitud dedicada al poeta Antonio Rubio)

Como cada verano al llegar el mes de julio muchas maestras y maestros, profesoras y profesores de muchas comunidades de España acuden al encuentro de la Escuela de Verano. La Escuela, que se lleva a cabo en forma de cursos y todo tipo de actividades culturales convierte la Ciudad Escolar en un espacio de magia en el que cada rincón te sorprende.
Muchos son responsables de que esto salga adelante, pero yo me identifico especialmente con mis antiguos maestros, maestros que inventaron una isla que aún sigue vagando, muchas veces sola, en los confines de los mares de Leganés, me refiero al CEIP Trabenco. Estos maestros son Federico Martín Nebras, Luis Díaz Álvarez y Antonio Rubio.
Pero también me identifico con un grupo de amigos con el que se construye un sábado al mes, durante todo el curso, el Seminario de Literatura infantil y juvenil Ana Pelegrín: Llanos, Sierra, Elena, Ana(s), Elena(s) Covadonga, Juanma, Paulino, Alberto, Modesta, Mª Jesús, Esther... muchos y muchas se me olvidan, seguro.
En esta Escuela de Verano, el grupo de literatura propuso la creación de la Biblioteca que nos imaginábamos podía poseer Mª Elena Walsh, y cada día la hacíamos crecer y cambiar con libros de todo tipo, libros de adultos, de jóvenes, de niños. Pero también la acompañamos de nuestros trabajos escolares, de aquellos que nuestros chicos y chicas de los colegios e institutos han trabajado de la mano de sus maestros a lo largo de todo el curso: Libros mitológicos, tautogramas, expediciones botánicas, la oca con instrumentos musicales, bestiarios... un sinfin de poemas y de juegos, desde la tradición hasta las vanguardias, con un siempre presente Giani Rodari.



Los libros, la música, el teatro, la expresión plástica; las risas, los abrazos, los besos, las anécdotas, los espacios de discusión fluyen por cada rincón de la Escuela.
La editorial Kalandraka de la mano de la inigualable Belén Sáez tiene siempre un espacio con la mejor colección de libros que ha dado la literatura infantil y juvenil. Frente a ella la editorial Ekaré complementa la belleza editorial, pero si salimos a la cafetería, entre pinos y flores, con olor a resina encontramos la librería A. Jiménez. Juan Carlos, como Mendel el de los libros, se desplaza desde su oásis de Candeleda, en plena Sierra de Gredos, para traernos todos esos hallazgos, los mejores libros para las mejores bibliotecas.





Después el día discurre. Se ofertan entre ocho o diez cursos por tres sesiones, cursos cuya misión es completar la formación (bien tan escaso hoy) del profesorado: Cantar y contar, juegos cooperativos, psicomotricidad, plataformas tecnológicas, magia de la ciencia, taller de percusión, motivación, proyectos de trabajo, los juegos sueños son, leer y escribir, libros artesanales, expresión plástica, teatro y animación, taller de títeres, percusión con instrumentos de cocina, dramaturgia invisible, comunicación a través del tacto... son algunos de los títulos de los cursos. Suena todo tan bien... Que es mejor asomarse y escuchar.
Pero además no hay tiempos muertos, el tiempo es oro en la Escuela de Verano. Por eso los descansos se llenan de escritores, percusionistas, cantaores, poetas, cantantes, cocineros, cuentistas. Entre ellos Tres eran tres que cantaron en homenaje a Mª Elena Walsh, como los ángeles.

Son interesantísimas tanto las conferencias como las diferentes actuaciones. La Escuela fue inaugurada por el académico Luis Mateo Díez que abrió con Las lecciones de las cosas, obra de relatos, entre los cuales destaca el que da el título a la novela y que es protagonizado por Francisco Giner de los Ríos, creador de la ILE, como homenaje al buenhacer pedagógico que secunda y trata de rescatar Acción Educativa.
Del mismo modo, los ocho días de Escuela de Verano cerraron con la conferencia de Joan Doménech en favor de "La educación lenta".
Otras actuaciones que me interesa reseñar, por su gran aportación a la Escuela y a cada uno de sus asistentes fueron: Pilpira con su teatro de sombras,  las Lavanderas, Jesús Parra, Raksedonia, La chana, Vetusta Morla, Rodorín y sus cuentos... como muestra las imágenes y un vídeo.

 














Pero me sorprendió de manera muy especial la representación de Jesús Ge, que hace revivir de nuevo las vanguaridias a través del blog estonesvanguardia y con el que pudimos degustar una actuación espectacular, muy similar a la que se muestra a contiuación:

Para terminar, la 36 Escuela de Verano concluyó con un montaje teatral que realizaron las maestras y maestros asistentes al curso "Teatro y animación" coordinado por Federico Martín Nebras y Javier Escudero del grupo de teatro Primigenius, a través de las lecturas de Momo y ¿A qué sabe la luna? cuyo título: Momo o el lento saber de la tortuga supuso la reivindicación de nuestra última Escuela: 7 propuestas para sosegar la escuela.


No me quiro dejar sin nombrar la gran labor de Ángel, el periodista de la Escuela, que se encargó de reseñar, a través de la prensa escrita el quehacer diario de los asistentes, las actuaciones, los cursos... durante estos ocho mágicos días. Ni la de Susana, musa de la música y la luz que siempre tuvo todo a punto para cada actuación, para cada momento.
También quisiera dejar constancia de los maravillosos ratos vividos en el Paraíso con un par de fotos más y un beso hasta la 37 Escuela de Verano.


Buenos ratos con Juan, Félix, Luis, Llanos, Sierra, Vanesa, Elena, Manu, Alberto, Juanma... y muchos y muchas más.

                                                                                                           Raquel Ramírez de Arellano.